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jueves, 23 de junio de 2011

A ver, hace días no escribo, es porque me he dado cuenta que escribo cuando me siento mal, cuando quiero hacer una catarsis... ahí agarro el blog y empiezo y sin darme cuenta hago un re textote, que a muchos les gusta y se sienten identificados y eso es gratificante, porque que a otro le guste lo que haces con tanto placer, es hermoso. En fin, me siento muy bien, pero algo me pasa, y lo voy a escribir, para hacer “catarsis” y también para no abandonar ésto tan lindo. Bueno, uno para estar feliz o lleno necesita un 80 % de cosas buenas, ¿no? Cosas que sueña, anhela, y las tiene. No material, es más, yo soy de la idea que lo material puede hacerte “feliz por un instante” pero cuando te acostas, no te llena en NADA, porque si te falta amor, amistad o en su defecto familia o más de una de estas, sos infeliz, salvo que seas lo más frío del mundo...
A mi me pasa que mi familia constituye un porcentaje muy alto, el otro mis amigos, y el otro ese bendito amor, ese bendito amor que necesito, y no sé porque, pero alimenta mis ganas, me da ganas de levantarme...me hace feliz. Y aunque la mayoría del tiempo no lo tengo, cuando lo tengo lo valoro como nada, ¿por qué? Porque no me he acostumbrado a tenerlo, pero quiero acostumbrarme a tenerlo, porque cada vez que lo tengo otro sabor tienen las cosas, profundizándome...
Lo necesito a él... es tan imperfecto, creó que se aleja un montón de la perfección, pero hay algo internamente que cuando me habla, me llama, o cuando lo siento cerca o siento que me quiere. Dios mío, me vuelvo tonta, chiquita, quiero que nunca me deje, que siempre esté conmigo, y si pienso en sus besos me vuelvo loca, y eso me hace crédula, en todo lo que dice, me dibuja un mundo y yo se lo creo, está bien, soy una estúpida, y la mayor parte del tiempo me hace sufrir, pero las veces que supongo, se sincera con sí mismo y me dice todo lo “lindo” siento tocar el cielo con las manos... y lo amo, y daría lo que fuere porque todo sea como quisiera, y nadie, NADIE lo lastime.
Y el otro él, uh, el sí que se acerca a la perfección, tanto que da miedo, es el típico principito que todas soñamos, que se preocupa, que te hace gestos de galantería, y con el cuál podés hablar todo, le he contado cosas que ¡wow! No le conté a nadie.. y lo adoro. Y si lo llegara a lastimar, si que no me lo perdonaría jamás. Y tampoco si lo perdiera.
Todos dirán, bueno...piba, decídite por uno, pero aunque sea TAN contrarios, los dos son complementarios y me llenan, y sin uno me siento vacía, y sin el otro también, y sin los dos, y sin los dos...RIP MAIRITA. JAJAJAJAJA.
En fin, tengo que aclarar mi cabeza...