Graaaaaaaacias!

contador de visitas

jueves, 10 de noviembre de 2016

Me dejaste justo en el momento que empezaba a quererte. Me dejaste, pero yo me fui con vos. Me dejaste y me deje. Y tal vez en su momento sólo me enojé, y los días pasaban y cuando aparecías en mi mente simplemente me deshacía del asunto distrayéndome. Pero, ¿qué paso cuando no me distraje? Estabas ahí, en mi mente, agarrado de mi corazón y es que a veces no queremos escucharnos, porque la verdad es más dolorosa y difícil que aceptarnos.
Y cuando me escuché, tuve que aceptar que te quería, y mucho... pero con vos ausente. Una ausencia que destroza el alma, que hiela el pellejo y que solloza en las noches. Una ausencia que anhelo sea presencia, una ausencia que se funde en una almohada de lágrimas, una ausencia que carcome los huesos y duele más cuando te veo pero no te tengo.
Por momentos quiero disfrazarme de que no te quiero, convencerme que no me haces falta, poner mi amor en una caja y huir de él. Por otros quiero huir de mi pero no de los sentimientos, quiero ocupar el cuerpo de un amigo, de tu mamá, de alguien en quién confíes y poder abrazarte bien fuerte. Y otras tantas quiero que vos estés dentro mio, para que te veas con mis ojos, y me entendieras. Y la minoría de las veces quisiera ser vos, y verme de tu perspectiva, pero me daría miedo enfrentarme a tu opinión. Porque cuando queres, te queres siendo querido, te queres queriendo, y te quiero queriéndome.